“Si el lenguaje abandonara la
ortografía,
sería como el río cuando se sale de
madre.Inundaría todo pero no serviría para navegar.
No existiría río”. H. Bauer (1997)
Es normal
que un idioma tenga características propias según la región donde se hable; así
nuestro español uruguayo se distingue, no solo en el mundo, sino en la región
por la utilización de palabras tales como “che” y “bo” para llamar la atención
de alguna persona, el típico “vos” en lugar de “tú”, y nuestro inconfundible
“ta” para cerrar una frase o terminar una discusión.
Pero aparte
de este fenómeno tan normal, existe preocupación por una nueva forma de
lenguaje que está surgiendo y la inmensa cantidad de faltas ortográficas que se
cometen. La comunicación electrónica surge como primer sospechosa en este
sentido, ya que fue a partir del nacimiento del chat y los mensajes de texto
donde más puede verse esta deficiencia del lenguaje. No hay quién se preocupe
de respetar reglas ortográficas al escribir un correo electrónico o un mensaje
en un chat, y hasta resulta anticuado escribir con acentos y puntuaciones.
La
comunicación en “vivo” es la excusa que hace
que no se quiera perder tiempo escribiendo las palabras completas o las
puntuaciones correctas, y mucho menos los acentos. Así puede verse muy
comúnmente el cambio de la “q” por la “k” en palabras tales como “kiero”, una
“t” en lugar de “te” y hasta números completando palabras, como el caso del “2”
en “salu2”.
El problema
es que no solamente se escribe mal para ahorrar letras y que la comunicación
sea más rápida, sino que además en ningún momento se respeta la ortografía o se
usan puntuaciones, mucho menos se pierde el tiempo en acentuar las palabras,
aunque ello cambie el sentido de las mismas.
Dado que la
memoria visual es importantísima para fijar la escritura, y dado que la mayor
parte del tiempo se está en presencia de palabras con faltas ortográficas es
muy difícil que se retenga la forma correcta de una palabra.
Muchos
estudiantes no pueden discernir cuando se debe usar be o una uve, o dónde va
una “y” en lugar de una “ll”, sin notar que “vaya” no es lo mismo que “valla”.
En mi experiencia
docente veo todos los días horrores tales como “concultar” en lugar de
“consultar” o “vuscar” en lugar de “buscar”, y la total falta de redacción.
¿Qué tan
lejos estamos de una completa deformación de nuestro idioma?
La
preocupación llega a tal grado que la materia de idioma español se ha extendido
hasta tercer año de liceo y se espera que se extienda aún más hasta niveles
superiores, ya que muchos estudiantes universitarios uruguayos presentan
dificultades de comprensión lectora.
La prueba
Pisa, Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, realizada en
Uruguay en el año 2009 nos colocó entre los peores del mundo. Ésta prueba es
llevada a cabo por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico
(OCDE) cada tres años y su objetivo principal es evaluar el grado con el que
los jóvenes de 15 años de edad se encuentran preparados para actuar eficazmente
como ciudadanos a nivel personal, social y económico. La prueba evalúa tres
dominios: 1) capacidad de lectura; 2) cultura matemática; 3) cultura
científica.
Una de las
causas probables de esta problemática se adjudica a la falta total de lectura
por parte de los jóvenes que llega a ser un problema mayor al momento en que se
ven forzados a cumplir determinados requisitos para postular a un empleo;
difícilmente se contrate una secretaria que en su curriculum escribe:
“referensia”, ya que no se le podría confiar la escritura de una carta formal o
un documento.
Pero no es
solamente en la educación y en los jóvenes donde se puede ver este fenómeno. Lo
triste es que muchas veces encontramos carteles publicitarios, y hasta
artículos escritos con faltas ortográficas.
No es una
problemática de fácil o pronta solución. Lograr que los chicos lean más, pasen
menos tiempo frente a su computadora chateando, o si lo hacen, que lo hagan
usando correctamente el idioma, no es tarea sencilla. Lograr que los maestros y educadores den
mayor importancia en sus clases a la enseñanza del idioma y a la corrección de
la ortografía, tampoco lo es. En la actualidad no se da en la enseñanza la
importancia a la ortografía que se daba hace unos años, donde era posible hasta
llegar a perder un examen por faltas ortográficas o gramaticales.
Lo cierto es
que nuestro idioma ha ido cambiando y evolucionando, pero lamentablemente, no
para mejor.