Fundada en octubre de 1835, primera en ser construida fuera de las murallas de Montevideo, con varios cambios luego de su reconstrucción, tras el gran incendio que la destruyo completamente, la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen se erige en la que es hoy nuestra principal avenida.
El campanario que puede verse desde la calle Colonia es lo único en pie de aquella construcción original.
El bullicio y el trajinar diario que se vive en el exterior, contrastan con la tranquilidad y humilde hermosura de su interior que con gran agrado recibe sus fieles y visitantes que llegan de paso a descubrir su singular arquitectura y belleza en cada uno de sus detalles.
Lo que tal vez debería ser un agradable paseo educativo para grandes y chicos, se ha convertido en un paisaje decadente y lastimero. Animales viviendo en malas condiciones de higiene, jaulas en malas condiciones y muchas de ellas hasta vacías hablan de la pobreza, no solo material, sino cultural de los uruguayos que al parecer no han aprendido a cuidar las vidas que se han puesto a su cargo.
Aunque más no sea para cuidar el turismo, si no es por el amor a los animales y la naturaleza,
lograr el cambio depende del esfuerzo de todos, ellos lo merecen...
Mucho se habla de igualdad, pero eso no significa que dejemos de ser únicos y diferentes. Aunque parezcamos iguales, cada uno tiene una personalidad única, con valores, pensamientos, sueños e ilusiones que nos diferencian y nos hacen ser quienes somos.
Ser auténtico ante todo, eso nos hace únicos.
Dejando atrás el ajetreo de un puerto comercial que históricamente fue el principal impulsor del desarrollo de la economía uruguaya, y transformado hoy en importante zona de tránsito del Mercosur, se descubre un paisaje solo apreciable por quienes dejamos atrás por un momento el apremio de las obligaciones diarias.
Un paisaje que contrasta con la modernidad de su entorno y cuenta una historia callada en la paz y quietud de unas aguas que solo embravecen a la sombra de una enfurecida tormenta que aterriza en nuestras costas.
Y el sol que se esconde coloreando el paisaje con su tenue y cálido pincel...
